Dicen que la verdad cura. Pero hay verdades que duelen más que la más vil de las mentiras. Descubrir algo a veces puede ser más horrible que sospecharlo, porque si lo reconoces, si tienes certeza de esa horrible verdad entonces llega el momento de hacerle frente y ya no valen los 'no hay tal crisis'.
Y bien es cierto que he tenido que encarar verdades horribles. Pero la peor de todas ha sido caer en la certeza de que formo parte de una generación desencantada.
Una generación desencantada es una generación sin ilusión, sin fe. Una generación desencantada es una generación sin sueños, sin inquietudes. Es una generación que ha perdido su ideología, sus principios. Que ya no tiene capacidad de sentir. Que sólo siente indiferencia.
La generación desencantada se siente sola, se siente aislada. Sin presente. Sin futuro. Sin esperanza.
Y si nos desencantamos, significa que estamos fracasando. Porque la vida no perdió su encanto, nosotros perdimos el gusto por la vida. Perdimos la inocencia, la capacidad de sorprendernos. Perdimos el respeto al amor.
Y ahí perdemos cualquier oportunidad. Porque el desencanto es el arma del villano más malvado.
Porque nos volvemos vulnerables.
Hay que recuperar el encanto, porque las cosas no son como son, sino como dejamos que sean.
Para encantarse hay que volver a creer, hay que tomar conciencia de que somos ESENCIALES paras las generaciones futuras, hay que caer en la cuenta de que hay tal crisis y tomar las riendas de nuestras vidas.
Y recuperar el encanto pasa por la rebelión, por la reacción.
Hay que vivir, hay que sentir, hay que soñar y hay que amar. Porque para que podamos tener una posibilidad de salvarnos, necesitamos volver a encantarnos. Y sobretodo, recuperar la esperanza.
Porque la esperanza, al igual que la utopía, nos hace caminar.
Porque lo contrario al dolor no es la paz, porque lo contrario al miedo no es el valor. Es la esperanza, siempre es la esperanza.
Porque la esperanza es la antagonista del mal. Porque la esperanza es una luz. Y dónde hay luz, no hay oscuridad.
Deberían impartir cursillos sobre cómo no perder la esperanza. Porque un mundo sin esperanza, es un mundo sin posibilidades.
Música del Off: Kate Ryan-Generation desenchantee
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